
La IA ¿una amenaza para el proceso creativo?
En la era de la inteligencia artificial, crear nunca había sido tan fácil. Generadores de texto, imagen, música o código nos permiten producir en segundos lo que antes tomaba días, incluso meses. Pero esta aceleración plantea una inquietud: ¿estamos intercambiando profundidad creativa por eficiencia? ¿Y si, al automatizar el proceso de ideación, también estamos acortando el camino a soluciones predecibles?
La creatividad, por naturaleza, es un proceso lleno de fricción. No es lineal ni inmediato. Requiere exploración, errores, contradicciones y pausas. Es en ese terreno incierto donde surgen las ideas que disrumpen lo establecido.
La IA, en cambio, trabaja con modelos estadísticos que identifican patrones y replican lo más probable. ¿Es útil? Mucho. ¿Es sorprendente? No tanto.
Los modelos generativos tienden a producir soluciones promedio: respuestas viables, pero poco originales, entrenadas para evitar lo extremo, lo ambiguo o lo raro —justamente el territorio donde suele habitar la innovación.
Si aceptamos la primera solución generada por una máquina, corremos el riesgo de perder las capas más valiosas de una idea: aquellas que se descubren al desechar lo obvio. Las que nacen de jugar, experimentar y atreverse a ir más allá del brief (o del prompt).

¿Cómo evitar usar la IA de forma limitativa?
Tómala como un punto de partida, no como un destino. Porque cuando automatizamos los primeros pasos del proceso creativo, también reducimos las posibilidades de equivocarnos… y, paradójicamente, es justo ahí donde suele aparecer lo extraordinario.
HISTORIAS RELACIONadas.

THE QR-IOSITY PROJECT

EL TALLER CLAY®
